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jueves, 20 de agosto de 2015

El cuarteador

Hoy vengo con este tango tan lindo de Enrique Cadícamo que muestra uno de los oficios de aquel viejo Buenos Aires, cuando había especialistas en desatascar a los carros atrapados en el barro o que no lograban subir una barranca por las calles empinadas. El trabajo de cuarteador como se les llamaba a los especialistas en acudir en auxilio de los atrapados en esa situación, requería de mucha pericia.

Ángel Villoldo, el legendario prócer del tango que fue a grabar en París y escribió entre sus muchas obras El choclo, fue cuarteador en su juventud, antes de dedicarse a las letras de tango y a escribir en algunas revistas. Para ello se necesitaba un caballo como el suyo, de gran potencia y habilidad. Villoldo ataba una soga al caballo más fuerte del tranvía o carro, le daba un rebencazo al suyo y así conseguía sacarlo del brete.

                                   


Como él hubo bastantes cuarteadores en las zonas alejadas del centro, y con una ciudad que todavía no había alcanzado la modernización de la misma. Estamos hablando de comienzos del 1900. El escritor José Pacífico Otero,  en su libro "La crisis de mi fe", publicado en París en el año 1914 describía aquella urbe:

  -Las veredas eran altas y estrechas; las calles no estaban pavimentadas sino empedradas; y en ciertas esquinas de curvas peligrosas o de un repecho difícil, hacían estación los cuarteadores, elemento donde predominaba el compadrito porteño.

                                 


La cuarta se denominabas al lazo auxiliar con que se ayuda a los vehículos empantanados o ante una dificultad del camino. Alude a las cuatro partes en que inicialmente se doblaba el lazo, para darle más resistencia. Y como explicaba José Gobello, se llamaba cuartear a ayudar con la cuarta. Y cuarteador al que presta auxilio mediante la cuarta.  De todos modos para este oficido se necesitaba ser baqueano y hombre de a caballo que en aquella Buenos Aires los había a montones, porque a los gauchos los iba alistando incluso la ciudad, ganándole tierras al campo.

                                     

   
El prolífico y gran creador de tango que fue Enrique Cadícamo, nacido precisamente en las afueras de la Capital, en una estancia cerca de Luján, cuenta en sus Memorias:

  -Compré un minipiano "Carlit" en el que comencé a componer temas. Se me ocurrió a título de ensayo, escribir letras y adaptarles yo mismo la música, que, por exceso de modestia comencé a firmar con el criiollísimo seudónimo de Rosendo Luna. El primero de esta serie se tituló El cuarteador.

  -Aníbal Troilo que actuaba en El Mundo, solía venir después de la audición a tomar una copa. En una de esas fugaces visitas le hice escuchar precisamente El cuarteador.

  Muy entusiasmado, se lo llevó manuscrito y días después lo estrenó en la radio y en el cabaret Tibidabo. La voz de su cantor Fiorentino realizó una creación original transformándolo en un éxito, identificándose tanto con esa novedad, que sus admiradores comenzaron a llamarlo El cuarteador de Barracas.

                                               
Pichuco y Fiore en aquellos años de lujo para el tango


Aparte de las palabras de Cadícamo que era un verdadero cuarteador para orquestas y cantores, es cierto que el tango resultó un exitazo cantándolo todo Buenos Aires y yo lo sigo bailando en la milonga llevado por la mano maestra de Orlando Goñi en el piano (otro cuarteador) y el fueye de Troilo que dibujan como cracks. Y la voz de Fiore es angelical.


                               

Troilo-Fiore lo grabaron el 7 de septiembre de 1941. Al año siguiente Enrique Cadícamo realiza dos cortometrajes cinematográficos de esos que hoy se llamarían videoclips, con Ángel D'Agostino, la orquesta y con Ángel Vargas interpretan El cuarteador y Tres esquinas.

Para recordarlos y gozarlos acá están.

08- El cuarteador - Troilo-Fiore

07- El cuarteador - D'Agostino-Vargas


2 comentarios:

  1. Maestro Otero: José Pacífico Otero, en su libro "La crisis de mi fé", relata el vuelco singular que dió su vida.Era un sacerdote, que se enamoró de una señorita de la cual era su confesor, abandonó los hábitos y se casó con ella. Juntos recorrieron todos los lugares donde estuvo el Gral.Dn.José de San Martín, obteniendo relatos, y documentación muy veraz que le permitió reconstruír la vida de nuestro héroe, que quedó plasmada en un ireemplazable libro, compuesto de cuatro tomos, que tuve el placer de leer,por tratarse de un regalo que me hicieron mis padres, sabedores de mi admiración por el Padre de la Patria.

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    1. Muy interesante tu aporte. Más incluso que la nota sobre El cuarteador. A mí me sonaba mucho su nombre (al margen de que compartamos apellido), y ahora compruebo porqué era. Muchas gracias amigo.

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