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lunes, 5 de enero de 2015

Chau, Cacho...

El 2014 terminó dejando la huella tremenda de la muerte de dos grandes del tango y el 2015 comenzó también con una pérdida muy importante, la de Cacho Dinzel, a quien su corazón no pudo ayudarle más en su tarea de maestro del tango junto a Gloria. Aunque queda también un legado en forma de libros, de conferencias, de exhibiciones y de obras benéficas, con el tango de pantalla.

Se llamaba Carlos Rodolfo Dinzelbacher, era porteño del barrio de San Telmo, crecido entre conventillos que lindaban con su casa, una propiedad grande donde su padre les enseñó a los hijos la importancia de la música y la danza, al margen de otros estudios, que finalizarían normalmente. Nació en 1950, y como algunos de sus hermanos, a los 4 años también estaba en la Academia de la Danza, como oyente de folklore. A los 14 ya lucía su destreza en exhibiciones como bailarín de folklore. Entre tanto se recibió de docente en el Mariano Acosta

                              

Pero el tango que escuchaba en el barrio, que veía bailar en los conventillos y a sus padres, terminarían por darle vuelta la cabeza y arrastrarlo a sus filas. Por eso, con 18 años comenzó a investigar sobre el tango, a leer lo poco que se había escrito, a escudriñar en sus secretos, y a bailarlo. Su encuentro con Gloria Ines Varo, una bailarina clásica devenida en tanguera fue un clic para ambos y se unirían profesionalmente. Ella venía de una disciplina artística muy diferente, el clásico,  pero el tango también la atrapó a través de verlo bailar a sus padres y arriba del escenario compartiendo su trabajo con gente de tango.

Gloria se había separado y tenía una hija. El enamoramiento de ambos fue vital para que formaran una pareja, desde 1972,  que recorrería el mundo triunfalmente con Tango argentino, junto a las que formaban Copes-María Nieves, Virulazo-Elvira, Gloria-Eduardo, Mayoral-Elsa María, Carlos-María Rivarola, Nélida-Nelson. (Luego se incorporarían Miguel Ángel Zotto-Milena).Ya nunca más se separarían y el uno empujando a la otra y viceversa, lograrían conformarse como una dupla de profesores especializados, y además de docentes, investigadores, sin descuidar los viajes y las exhibiciones.

                                       


Juntos incluso escribieron varios libros que tengo en mi estantería tanguera: El TANGO - Una danza (Esa ansiosa búsqueda de la libertad), EL TANGO, Una Danza  (La improvisación). También un Libro gráfico con las distintas secuencias de pasos.  Y Alendra Toronchik y Juan Pablo Güerri, en un ameno y extenso libro de charlas con Gloria y Cacho, desmenuzan su historia personal y su obra. Se titula: Bailando el tango con los Dinzel - Conversaciones. Todos editados por la Editorial Corregidor.

En el mismo, ante una pregunta de los autores, sobre si hoy hay un tango que trata de ser simpático, de venderse mejor, Cacho responde, entre otras consideraciones.

                                               


- Trata de caer simpático, es un buen estuche para vender, y derrocha simpatía, cuando el tango siempre fue un trabajo de instrospección, no de simpatía. En esta etapa de globalización aparece un proyecto de mercado con el tango. Cuando hay mucha demanda, si el que quiere comprar no consigue el elemento original que vino a comprar, compra lo que encuentra. Hay todo un andamiaje que hace ofertas. Sanas, no sanas, malintencionadas, bien intencionadas, por vocación, o sin vocación, mercantilistas o no. Y el extranjero -como viene por poco tiempo-  compra.  Pero, como decía Troilo, "El tango siempre espera". Yo vengo  de una generación donde la gente dejaba la vida por las ideas...

                                          



Era Profesor de honor de la Academia Nacional del Tango, y fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires en el año 2013. Fue precursor del tango utilizado como recurso terapéutico para trabajar con personas no videntes, jóvenes con síndrome de Down y enfermos con el llamado Mal de Parkinson, entre otros. Hasta sus últimos días siguió con sus proyectos como investigador y docente desde la Carrera de Tango Danza del Centro Educativo del Tango de Buenos Aires (CETBA) de la cual Dinzel y Varo fueron sus directores desde la fundación del instituto, en 1992.

Y hoy lo despido con mucho pesar en el cuore: ¡Chau Cacho! Y lo recuerdo bailando con Gloria en Malmöe, Suecia, en 2008, el tango de Alfredo Bevilacqua, Emancipación, por la orquesta de Osvaldo Pugliese.

                                                     
                   






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