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lunes, 14 de julio de 2014

Troilo en el Obelisco

Hermosura de festejo. Varias decenas de bandoneonistas se reunieron en un mediodía porteño, frente al Obelisco para homenajear a Aníbal Troilo en el centenario de su nacimiento.

El día 7 de este mes de Julio se pudieron ver en la Peatonal "Ástor Piazzolla", entre otros a grandes bandoneonistas como Walter Ríos, Raúl Garello, Alberto Garralda, Julio Pane, Daniel Binelli, Horacio Romo, Lautaro Greco, Yuki Okumura, Nicolás Enrich, Cindy Harcha,  o la pequeña y hermosa Lisette Grosso -que además de ejecutante del fueye es cantante-, y otros muchos.

                                            

                           
En un momento dado Lisette cantó el tango del Catunga Contursi y el propio Troilo, Toda mi vida, acompañándose en el bandoneón, en el estilo de la maravillosa grabación de Pichuco con Fiorentino y Orlando Goñi en el piano. Momentos como éstos, enriquecen al tango, a la cultura y demuestran una vez más la sensibilidad y grandeza de la gente del tango que saben reconocer a aquellos que lo dignificaron y le dieron realce.

José Colángelo

A propósito, el que fuera último pianista de la orquesta de Ánibal Troilo, el maestro José Colángelo, lo recordó con palabras certeras y emotivas.

-Yo había hecho un remplazo de Berlingieri en la orquesta de Troilo, en el '66. Fueron apenas diez días porque el Tano tuvo que viajar a EE UU. Y salió todo muy bien. Dos años después Berlingieri se fue para armar la orquesta con Baffa. Pichuco necesitaba un pianista, le ofrecieron varios de gran renombre, pero él dijo: "Vayan a buscarme a ese pibe que hace unos años hizo el cambio con el Tano'.

                                   
Colángelo en el piano, Pichuco, Roberto Achával y Aníbal Arias


-Yo tenía 27 años y estaba trabajando en un boliche con Ciriaco Ortiz. Cuando llegó el representante de Troilo, Ciriaco que tenía un gran sentido del humor, me dijo: 'Pibe, decile a tu mujer que compre otra olla que ahora vas a comer todos los días.' El Gordo era muy generoso y siempre te soltaba la frase justa. Solía decirme: 'Usted toca con alegría. Nunca la pierda". O "si alguna vez llega tarde, que sea por una mina linda." Para mí fue el más grande. Lo tenía todo. Como bandoneonista, compositor, director y ser humano. Y fue la única persona que vi que podía desayunar Old Smuggler. Más allá de la anécdota, tocar con Troilo era como tocar con Dios.

- Troilo sabía guiar a sus músicos. Alguna vez le consulté sobre tal o cual forma de interpretar mejor cierto pasaje, y me respondió: 'Usted tiene, pibe: entonces ponga.' Uno se sentía apoyado y seguro con Pichuco. Eso tenía que ver con su generosidad y don de gente. Una vez me aplaudieron mucho después de un solo en el Colón, y él tenía una sonrisa aprobatoria y de satisfacción muy sincera. A él le gustaba que sus músicos también brillaran. Dejaba hacer, pero nunca dejaba de ser Troilo. Algunos le criticaban que no hacía arreglos, pero con la goma de borrar arreglaba mejor que nadie. Era un sol enorme y creo que de alguna manera nos sigue alumbrando.


Lisette, Walter Ríos, Binelli, Garello, Garralda y Pane encabezan el homenaje

Nada mejor para recordarlo que reproducir ese momento en que sus pares lo homenajean en un paisaje invernal pero con un calor humano enorme,  ejecutando uno de sus grandes éxitos: Quejas de bandoneón.

                                            






2 comentarios:

  1. Me ha gustado. Imagino que esas cosas te las decía a ti :)

    Me gusta tu vida.

    Muchos besos

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  2. A mí me decía otras cosas. siempre cosas lindas. Un filósofo de la noche..
    La vida es corta, cantaba Alberto Castillo.
    Besos

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