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domingo, 24 de noviembre de 2013

El Gardel de la pista

Miguel Ángel Zotto, reconocido mundialmente por las giras con sus diversos espectáculos, continúa en la brecha con su idea de mostrar la belleza del tango, "que es arte y es cultura" como sentencia con toda razón. Los años transcurridos, la lucha continua, su afán por mejorar cada día y mostrar lo mejor del tango en las pistas, su unión con Daiana Gúspero, las mellizas que alegraron su vida y su hogar, constituyen para él un acicate.
                                                 
                               
Miguel Ángel y Daiana

Y aunque hay infinidad de parejas de todas las procedencias trabajando en este méttier, su nombre sigue sonando como lo que es: un grande. Un profesional entregado totalmente a la causa y con inquietudes permanentes. Tiene su propia Escuela de baile en Milan, su tienda de ropa milonguera en el porteño barrio de Palermo, su espectáculo Tangox2 y acude a los estupendos festivales que lo contratan.

                                       


En el último Mundial de tango celebrado en Buenos Aires, sus compañeros de profesión le rindieron un merecido homenaje junto a  Daiana, por su enorme trayectoria, el respeto y la fama que ha sabido ganarse por su talento y su enorme profesionalidad y entrega. Es un embajador permanente del tango y de la cultura argentina y merece todos los reconocimientos que pueden y deben hacérsele.

Con Miguel me une una larga amistad y ha sido el prologuista de mi libro: La llamada del tango - Una danza mágica. Por ello celebro especialmente todos sus éxitos de artista y de vida. Pero además lo admiro poque ha sabido entregarse en cuerpo y alma a esta patriada y el resultado está a la vista.

Le dediqué estos versos lunfas que en el idioma que también nos une como porteños.



VERSOS MILONGUEROS A LA GURDA

(Al troesma Miguel Ángel Zotto)                          


                                                                

Tayó en el rioba tangamente de potrillo
gardeleando a rockeritas suburbiales
con el fraguinche destino de su estirpe.

Se bardeó con las musas cachafazas
troileándose de zurda en la vitrola
empuglieseando su cuore hasta las bolas
y manijeando el esquecho en la viaraza.
Lo acompaña el mate amargo mancebado
en la sera del estrunge pensamiento;
el berretín fue del bobo el linimento
que una cheno lo orlará de marqués enmilongado.

Y s’espira, de pogua, carancanfunfa 
de gomina y sonrisa, bien carrozado
a estremecidos pisos muy fanguyados
en donde, senza esparo, su estampa triunfa.

El guiye que lo copa es la milonga                                                 
y larga sarpado de sabia ferramenta:
un mancuse de ley, minga de mentas,
con carpuza, embrocando en meta y ponga
el fratacho  de leifes  canyengueros,
el orsay de pecoraras mucangueros
yirando con namusas volatriches;
La salmodia lo empúa y el pastiche                                             
lo encurda de emociones y lo estara
pa’siempre en las trasnoches, en boliches,
contraseña  pa’que al tango a la gurda lo yugara.

La rante escuela de su antaña shomería
Le sella hoy el universo manyamiento:
Poniendo la percha, los quimbos y el talento
y milongueando en ritual porteñería
no tiene emparde en proscenio ni en la pista;
con la sofaifa entefrén, yumbear purista,
camina, -troesma total- y es chacamento. 


Y acá podemos verlo en esta condición, bailando la milonga de Graciano de Leone: Reliquias porteñas, en Amsterdam, Holanda, el pasado año, junto a su compañera de vida y de arte, Daiana Gúspero, con el conjunto holandés Solo Tango. Una exhibición que me alegra aún más este domingo madrileño pleno de sol.


                            





                                                                                 


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