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domingo, 20 de octubre de 2013

Medianoche

Este tango, cuya letra la pertenece al popular poeta Héctor Gagliardi, fue el primero que realizó Aníbal Troilo y por eso cobra una relevancia muy especial. El mismo Gagliardi, cuyos libritos de versos recitábamos en los años de la escuela secundaria pasándonos los mismos entre los compañeros, le contó la historia del tema al comentarista Leonel Godoy en Radio El Mundo.

- Pichuco trabajaba con Vardaro en el Germinal, donde cantaba Fiorentino. Él no había hecho ningún tango y yo tampoco; recién tenía escrito mi primer verso. Todavía no me conocía nadie, era el año 1933. Le comenté al Gordo: "Tengo una letra". Y se la leí; él dijo: "¡Qué lindo!, vamos a hacerle música". Y nos fuimos a un bar allá en Sáenz Peña y Avenida de Mayo. Yo le di la letra y la miramos, luego comenzó a tararear la melodía.

                                             
-Charlo estrenó ese tango en el Fénix de flores; lo hizo con las guitarras. Me acuerdo que después tocaba en el café y a veces íbamos a ver la reacción que causaba, pero nos quedábamos en la calle porque teníamos una vergüenza bárbara los dos.

-Un día fuimos a cobrar los veinte guitas que nos correspondían a cada uno y que nos dio Julio Korn. La Editorial quedaba enfrente del Germinal. En esa época era mucha plata, así que te imaginás que nos fuimos a festejar. Esa noche caímos en el Chantecler con los primeros veinte pesos que recibíamos como derechos de autor. Más tarde hicimos juntos Claro de Luna, otro tango.

                                               
 
-Los versos de Medianoche los hice en la cocina de mi casa. Una noche venía por la calle y pasaba por el Hospital Ramos Mejía. Daban justamente las doce en un reloj que tenía la publicidad de los cigarrillos Caravana y desde algún lado se oía un vals. era un valsecito de ayer, de ésos de casamiento. Las casas era bajitas alarededor del Ramos, entonces se oía clarito porque además era verano. Yo era conscripto en esa época y no tenía un centavo en el bolsillo, "la mala", ¿viste?. Venía con bronca por eso. Me fui a mi casa y escuché la música y pensé que todos los que estaban internados, estaban peor que yo. Se me pasó por la cabeza que si hubiera estado en una de esas camas, como era la víspera del domingo, habría pensado que los muchachos estarían en algún casamiento o jugando al billar, porque era así, te estoy hablando de los años 30, hace cuarenta años.

                                               

-Nació entonces lo de "Un reloj da las doce, las doce de la noche..." La desperté a mi mamá y le dije: "Mirá vieja lo que hice". Para mí Pichuco fue toda una vida, el espaldarazo. Cómo seríamos de amigos que la primera salida que hicimos con mi señora, después que nació nuestra hija Silvia (ese primer día en que la madre sale con la nena y le pone tanta ropa que parece un matambre), nos fuimos derecho a ver a Pichuco.

-Una vez venía en el colectivo y atrás había unos pibes que cantaban Medianoche. ¿Sabés lo que es eso?  Tenía ganas de levantarme y decirles: "Es mío, lo hice yo".

-Cuando estábamos en Mar del Plata, en el Re-fa-si, escribí un verso para el Gordo. Lo dije una sola vez porque se lo recité de sorpresa y se puso a llorar. Casi no pudo tocar, entonces no lo hice más.

                           
En Re-fa-si, Troilo con Gagliardi, su esposa  Dorita y los 3 nietos, de la pareja.

Y a la vez que Gagliardi recordaba todo esta historia, por mi mente pasaron muchas otras. Cuando lo vi una noche recitando en El Pollo dorado de Santiago de Chile y después escuché ahí mismo a Alberto Podestá. O cuando en un verano  del setenta iba a deleitarme con Troilo en ese boliche marplatense Re-fa-asi, y algunas veces Pichuco llegaba temprano y se sentaba conmigo en la terracita del boliche, en la vereda.

O alguna de las tantas veladas que se lo escuchaba cantar al flaco Morán con la orquesta de Pugliese. Era algo impresionante. Todo el mundo dejaba de bailar y se arracimaba alrededor del palco, en silencio para escucharlo, verlo estremecerse con los ojos cerrados mientras lo cantaba casi a capella, para después de finalizar estallar en ovaciones la milonga.. Luego lo seguí con el acompañamiento de Armando Cupo en la Confitería Montecarlo, adonde fui tantas veces a bailar.

Troilo llegó por fin a grabarlo con Aldo Calderón en 1950 pero el disco nunca salió a la venta. Además está lleno de ruidos y por eso no lo pongo. En cambio grabó en 1951, el tango del mismo título perteneciente a Tavarozzi y Méndez, con la hermosa voz de Raúl Berón. Pero, grabaron éste de Troilo y Gagliardi, Ricardo Malerba con la voz de Antonio Maida, y Juan Polito cantando José Torres.

                                         


Yo lo traigo desde el recuerdo a Alberto Morán haciendo el tema que recordamos hoy, con su orquesta que dirigía Armando Cupo 

Alberto Morán - Medianoche

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