Translate

jueves, 31 de mayo de 2012

Roberto Mancini


Fue una de las mejores voces que surgieron en la década del cincuenta.
Lo conocí cuando tenía 14 años apenas, era un pibe rubio pintón, de afinada voz y naturalmente melódica. Ganó entonces un concurso de cantores en Monteagudo y Av. Caseros, pleno Parque Patricios, mi barrio.

Este porteño de Monserrat y San Cristóbal, desde allí no paró de subir y crecer. Estudió nada menos que con Eduardo Bonessi (el maestro de Gardel) y a los 17 se estrenaba en la gran orquesta de Miguel Caló. Con un conjunto reforzado viajaron a Brasil donde fueron aclamados.

Alternaría en las formaciones de los bandoneonistas Juan Sánchez Gorio, Ricardo Pedevila y Ángel Domínguez y en 1963 sube los peldaños del éxito: Debuta en la orquesta de Alfredo De Angelis en el mítico programa: "El Glostora Tango Club", teniendo como compañero vocalista a Juan Carlos Godoy, con quien siguen manteniendo una férrea amistad.

Un año más tarde viaja el conjunto a Colombia, el corazón del muchacho experimenta un sacudón cuando conoce a una hermosa colombiana en Radio Todelar, y la gira se extiende a Ecuador.

El muchacho decide independizarse de la mano del gran cantor y entonces empresario;  Raúl Iriarte y regresa a Colombia, donde Mercedes lo espera para terminar convirtiéndose en su esposa y madre de los 3 hijos que tendría el feliz matrimonio.

Roberto Mario Brandy Mancini -su nombre completo- se convierte en el gran ídolo de Colombia, tiene su propio local, lo llaman de todo el país, y tarda en regresar a su Buenos Aires querido, donde lo esperan los aplausos, los amigos ganados en el ambiente y las celebradas actuaciones.

A su vuelta, graba con distintos conjuntos, interviene en programas de Televisión, en radio, en locales tangueros y amplía su enorme número de amigos.
Roberto Mancini, Otero, Jorge Bocacci y Fabián Bertero
 Hoy tiene su propio Foro: El Tango Club, lo conocemos como El Capi y nos acompaña con esa calidez humana que le ha granjeado tantas simpatías.

Por eso es mi gran amigo.

Lo escuchamos en una grabación con Alfredo De Angelis de 1964,  en el tango: Así se baila hoy de Marcos Vera y eErnesto Cardenal.


Y en Televisión interpretando el tango de Aníbal Troilo y José María Contursi: Toda mi vida.


La compañía que revitalizó al Tango y lo relanzó mundialmente

Claudio Segovia y Héctor Orezzoli formaron  esta maravillosa compañía en 1983 para presentar el espectáculo en París.

Nada menos que 33 personas aparecían en escena. Iban artistas de la talla de Horacio Salgán, Raúl Berón, Roberto Goyeneche, el Sexteto Mayor, Ubaldo De Lío, las mejores parejas de bailarines. Fue un éxito apoteósico.
La compañía extendió sus actuaciones, viajaron a Italia y la siguiente parada fue en Broadway, donde recibían ovaciones cada noche: Virulazo y Elvira, Juan Carlos Copes y María Nieves, Gloria y Eduardo, Miguel Ángel Zotto y Milena Plebs, Los Dinzel...

Superaron los pronósticos más optmistas, cruzaron todo Estados Unidos y a partir de este espectáculo, el tango renació en el mundo entero.

Salió renovado y revitalizado. A estos fenómenos se debe la resurrección y la vigencia actual.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Ayer y hoy

Año 1970. Canal 11 de Televisión inagura la sala "D". Roberto Galán conduce desde allí "Tangolerías" y canta el niño de 11 años, que está en la foto entre Juan D'Arienzo y Aníbal Troilo, ese día.

(La imagen está tomada por el ex boxeador y campeón argentino de los medianos: Andrés Selpa)

El desparpajo que muestra el pequeño cantor de tangos, los estudios y su voz le permiten irse ubicando en el escalafón de los profesionales.  Diego Solís, aquel niño precoz,  llega a ser integrante de la orquesta de Héctor Varela, compartiendo micrófonos con Jorge Falcón y Fernando Soler.

A los 20 años graba con Varela y actúa en la película "La carpa del amor" junto a la orquesta, Jorge Falcón y Ricardo Darín. Este ahijado artístico del recordado arquero Ubaldo Pato Fillol, actuará en numerosos programas de TV, recorrerá el país, viaja a Chile para actuar con Varela, a Barasil varias veces  y actúa en los grandes escenarios porteños.

Y ahí sigue firme cosechando aplausos, como podemos verlo en esta notable interpretación del tango de Acho y Homero Manzi: El último organito. Y así calibramos su gran nivel de intérprete.






Decía Teté:

Carta abierta de Teté Rusconi 

 Aprendamos a bailar el Tango 

 “Hoy 9 de enero del 2006 quisiera pasar a pedirles algo con el cariño y respeto que siento por todos ustedes. Esto no es un reproche para nadie, yo lo que quiero es que toda la juventud y todo aquel que baila tango entienda mi motivo: No hay que disfrazar al tango bajo ningún punto de vista, porque esta música tan apasionante nos da vida, energía, placer y así nos sentimos mejor.

Después de muchos años de ver bailarines y maestros, pienso que no puede haber tantos errores en la enseñanza ni en las exhibiciones.

Paso a contarles cual es mi idea. Siempre supe que la música es la base principal del tango. También es aprender a caminar con ella, teniendo equilibrio y cadencia. No podría decirles que no hay una técnica cuando se baila, pero sí que sería mejor que se enseñara a bailar más libremente, para uno mismo… ahí está la diversión. Nadie nos compromete mirándonos, porque bailamos para nosotros.

En esto que digo pienso que muchos están disfrazando al tango de algo que no es verdad, porque el tango es música y no se empieza por los pasos, ni tenemos que cometer el error de no enseñar cómo caminar diferentes compases musicales para reconocer cada orquesta. Mucha gente que está enseñando tendría que aprender primero a bailar tango, para poder enseñar dando todo de sí mismo, para no defraudar a sus alumnos ni dañar su imagen como profesor.

El tango no es un negocio, aunque muchos lo vean así. El tango es parte de nuestra vida, parte de nuestros abuelos, padres, madres, hermanos y amigos. Es nuestra vida. No deberíamos equivocarnos tanto y tendríamos que volver a conquistarlo, ya que lo estamos perdiendo por no respetarlo.  Queridos amigos, bailarinas y bailarines, como esto que hacen es un trabajo más en la vida de uno, por respeto a ustedes mismos, en sus exhibiciones sería bueno que bailaran más tango y menos acrobacia, ballet o cualquier cosa que no sea tango.

No quiero creer que también con las exhibiciones compiten; sabemos que cada pareja debería crear su estilo, y además no se debería bailar música que no es tango. En eso no se mientan a ustedes mismos ni a la gente.  Y para la comunidad tanguera de Europa y del resto del mundo les doy un consejo: me gustaría que abrieran los ojos acerca de cómo aprender a bailar, principalmente a los organizadores de stages y a los profesores, de todo corazón, quiero que sepan que, cuando se organiza algo, se trata de llevar los mejores bailarines y maestros, para poder enseñar como es debido.

Sin la música, la cadencia, la postura, el equilibrio, de nada sirven los pasos y para eso necesitamos maestros y profesores auténticos.  Así que, bueno, desde el fondo de mi corazón, con un poco de tristeza, me gustaría que ustedes lo piensen y si hay algo para decirme me gustaría que lo hagan ya sea por medio de revista o por donde sea, si quieren quejarse háblenme, yo voy al baile, me ven me dicen me preguntan y yo contesto, les voy a contestar a todos, no tengan miedo, que no voy a dejar a nadie sin contestar, pero por favor cambien el sistema, pongan un sistema donde todos seamos alegres, donde podamos bailar el tango, donde seamos felices y donde podamos tener mucha mas gente, sin venderle ninguna mentira más, yo desde ya les mando un beso y un abrazo a todos ustedes y espero que este año que ha empezado sea el más feliz para todos.  Gracias, Teté. PD: Mi único temor, es que sigan equivocados; que lástima…perdón.“

 
Teté y Silvia bailan el vals "Claro de Luna" 

Pedro Teté Rusconi, porteño de Nueva Pompeya, falleció el 7 de enero de 2010-



martes, 29 de mayo de 2012

Valsecitos

El vals entró en la familia del tango a través de los numerosos inmigrantes que llegaron a las playas argentinas en sucesivas oleadas europeas, debido a las guerras y los padecimientos que sufrían en el viejo continennte.

Pero las orquestas típicas que lo ejecutaban, lo hacían normalmente en el ritmo original, con ligeras variantes. Y se bailaba como el waltz (Waltzen: dar vueltas mientras se baila)que nació hace 250 años en Austria.

Viajó por Europa y fue cambiando el ritmo a más rápido generalmente. En Estados Unidos se transformó en Vals Boston y en América:  en vals ranchera (México), vals peruano, y en Buenos Aires en vals criollo, distinto del valseado del Litoral.

Roberto Firpo fue quien le dió la forma actual, cuando tomó el Vals Boston compuesta por la jovencita pianista Rosita Melo y lo convirtió en el definitivo y actual vals porteño.
Los milongueros le llamamos valsecito, y aunque muchas orquestas típicas tengan en su repertorio valses peruanos (Que nadie sepa mi sufrir, La flor de la canela, Nube gris, Estrellita del sur, etc.), tienen un ritmo distinto para bailar, y no debieran -en España- los Dj, sacarlos a relucir durante la miloga.

En los primeros años de la década del cincuenta, algunos milongueros del sur de la ciudad porteña comenzaron a bailarlo con pasos de tango y la fórmula cuajó y quedó implantada definitivamente.

Hay una cantidad impresionante de valsecitos porteños para lucirse en la pista. O para escuchar. En este último caso traigo al gran Charlo, en ese fabuloso vals que compuso con José González Castillo: El viejo vals

El viejo vals.

Y a continuación, el hermoso arreglo que hicieron los músicos de Osvaldo Pugliese durante una larga gira por Japón, de ese valsecito inmortal: Desde el alma. Lo traigo al lamentablemente desaparecido Osvaldo Zotto bailándolo con Lorena Ermocida en la Confitería La Ideal.


lunes, 28 de mayo de 2012

Enrique Campos

Fue un cantor que derramaba simpatía instantánea. De un fraseo muy musical y perfecta dicción, el triunfo en aquella Buenos Aires del cuarenta, no era fácil y sin embargo arrancó ganando.

Porque debió reemplazar en la orquesta de Ricardo Tanturi, nada menos que a Alberto Castillo que había pasado a ser la imagen ganadora de dicho conjunto, con el arrastre popular sin precedentes que consiguió.

Enrique Inocencio Troncone era su nombre real y en Uruguay brillaba con su alias artístico de Eduardo Ruiz. Con dicho nombre actuó en la Típica Pintín Castellanos -en homenaje al autor de La Puñalada-, que dirigían Alfredo Gobbi y el bandoneonista Armando Blasco.

El mismo Gobbi quiso traerlo a Buenos Aires y le pasó el dato de sus condiciones a algunos músicos amigos.Tanturi sabía el agujero tremendo que había dejado Castillo con su alejamiento hacia alturas mayores.

Probó rápidamente a Troncone y no lo dejó escapar. Y le pidió que cambiara su nombre, porque ya estaban Floreal Ruiz y Ricardo Ruiz. Abrió al azar la guía de teléfono y apareció el apellido Campos. "Ése será tu nombre desde ahora", le dijo.

Se casaría en Buenos Aires y su esposa regentearía una florería,  curiosamente en la calle Luis María Campos, que siempre atravesábamos camino al hipódromo de Palermo.

Lo seguí  cuando estuvo con Roberto Caló y, especialmente, cuando actuaba en la Richmond de Suipacha con la dupla Campos-Calabró, el conocido bandoneonista que se encargaba de la parte musical. Nunca supe porqué pero, cuando me veía, me dedicaba el tango de Juan Fulginiti: Llorando la carta. Y lo anunciaba expresamente. Claro, yo era jovencito y eso me engorgullecía.

Y como la vida está llena de sorpresas, el matrimonio tuvo dos hijos. Enrique Troncone fue muy buen defensa central zurdo de Platense, Racing, Newell's y Argentinos Junors. Debido a mi profesión tuve mucho contacto con él y actualmente mantenemos una linda amistad. Además se casó con la hija de Amadeo Carrizo, otro amigo.

Y su hermana se unió sentimentalmente a Roberto Cecilio Cabral, un delantero centro cordobés que militó en Rosario Central, Huracán y lo encontré jugando en Bélgica.

Guardo un gran recuerdo personal de Enrique Campos, Que murió muy joven, con 57 años, además de que me encanta su estilo y esa tosecita del final, tan personal, que encajaba en la última estrofa. Fue un cantorazo con todas las de la ley.

Les propongo recordarlo, de cuando cantaba  en su Uruguay natal con la orquesta de Rogelio Coll, en la milonga de éste último: Flor de milonga. Todavía era Eduardo Ruiz para el público en ese año 1942.

Después con Tanturi en ese hermoso tango de Mario Canaro y Francisco García Jiménez: Oigo tu voz.

Y vemos bailar a Pablo Verón y Geraldine Rojas, con otro éxito del binomio Tanturi-Campos: Una emoción, página siempre de moda, perteneciente al violinista Raúl Kaplún y el presentador José María Suñé.
La escena del baile cierra la película Asasssination tango de Robert Duval.

Flor de milonga.

Oigo tu voz.

Una emoción                             







Conferencia y demostración

Con motivo de la presentación del pintor José Ansalone y su exposición de pinturas de tango, la Embajada Argentina en España, organizó un acto en la escuela de Teatro de Cristina Rota en Madrid.

Allí me tocó disertar sobre la historia de la Danza del Tango, intercalando la narración con demostración de estilos de cada época y la introducción de otros géneros injertados dentro de la música tanguera.

El acto estuvo enmarcado por una concurrencia masiva y cálida, lo que permitió redondear una hermosa  jornada de tango.

domingo, 27 de mayo de 2012

Mozart en tiempo de tango

Fue una idea estupensa, plasmada en el CD que nos acerca a Mozart en aires de tango y milonga.

Los músicos conjurados para llevar a cabo la obra fueron:
Osvaldo Berlingieri : Piano
Pablo Agri : Violín
Raúl De Renzo : Violín
Horacio Romo : Bandoneón
Benjamín Pesce : Viola
Eugenia Castro : Violoncello
Daniel Falasca : Contrabajo
Claudia Pannone : Canto

La dirección del Proyecto corrió a cargo de Enrique Da Novici.



El resultado no pudo ser más feliz. Mereció la pena.

Los temas escogidos fueron  éstos:

01 - LA QUINTA.
02 - MILONGBACH
03 - LA 40.
04 - HIMNO A LA ALEGRIA.
05 - LA PRIMAVERA.
06 - MOZART TANGO.
07 - LA TRUCHA.
08 - EL GENIO DEL FRIO.
09 - HIMNO A LA ALEGRIA.
 
Para disfrutar en este último domingo del mes de Mayo, les dejo tres de estos temas:



sábado, 26 de mayo de 2012

Mario Pomar o Mario Corrales

Este cantor que en 1950 se incorporó a la orquesta de Carlos Di Sarli, traía en sus alforjas una amplia hoja de servicios desde que en 1938 arrancara en el conjunto del fueye Federico Scorticatti.

Se llamaba Mario Celestino Corrales (1920/1987) y tenía un aire a su madre que era de ascendencia irlandesa. Incluso en una oportunidad, en el Bar Mi refugio, junto a Radio El Mundo,  lo escuché entonar una canción en inglés en la mesa de unos amigos.

Desde que debutara con 18 años con Scorticatti, fue pasando por numerosas formaciones: la Típica Víctor, Miguel Caló, Joaquín Do Reyes, Francisco Rotundo, Antonio Rodio, Osmar Maderna, Carlos Di Sarli y Los señores del tango (una escisión de la orquesta del maestro de Bahía Blanca).

Muy buen fraseador, cantor al que le iban de maravillas los temas dramáticos, de buen gusto interpretativo, siempre utilizó su verdadero nombre: Mario Corrales, hasta que el maestro Di Sarli le sugiere su nuevo apellido artístico.

El notable pianista y director venía de un alejamiento del medio, cuando vuelve al ruedo y arma una orquesta con el estilo que tanto lo definió, hasta convertirlo en un ícono. El otro cantor escogido fue el mendocino Oscar Serpa, que ya había militado anteriormente en la formación.

Mario Pomar a la izquierda junto a Serpa y Di Sarli
Lo podemos escuchar  a Corrales-Pomar, en grabaciones con la Típica Víctor, Antonio Rodio y Carlos Di Sarli. Con esta última, la que, para mí, fue su gran creación: de Enrique Santos Discépolo, Tormenta. Una maravilla.


Canyengue. A.Rodio


Desesperanza- Típica Víctor

Tormenta. Carlos Di sarli












viernes, 25 de mayo de 2012

Salgán-De Lío

Una yunta inamovible por un espacio de más de 50 años, es algo rarísimo entre artistas. Máxime cuando se trata de dos genios como en el caso del enorme pianista Horacio Salgán y el genial guitarrista Ubaldo De Lío, cuyo obituario tuve la desgraciada oportunidad de escribir hace pocos días en el Diario El País.

Comenzaron a tocar juntos -más allá de sus obligaciones profesionales- allá por 1958 en el mítico local Jamaica de la calle Tucumán 676, casi como un juego, luego del trabajo y terminaron haciendo camino musical y dejando un hermoso legado para entendidos.


Gente como Yo Yo Ma o Daniel Barenboim, se llevaban el material que grababan para estudiarlo. La maravillosa Ella Fitzgerald, los escuchó tocar en el "676" y los hizo grabar para Estados Unidos. Lalo Schifrin se compró todos sus discos que le fueron arrebatados amigablemente por Arthur Rubinstein, obligándolo a Lalo a volver a comprarlos todos.

La fórmula para el gran Salgán es sencilla: "Cuando se aspira a ser verdaderamente intérprete no se puede ignorar las diferencias. Cuando hay un tango melódico hay que buscar que sea realmente melódico; y si es rítmico, es rítmico".

Lo increíble es que jamás ensayaron ni se propusieron otra cosa que hacer buena música, respetar al autor de la melodía y tocaban un poco "a la parrilla". es decir, se entendían tan bien, se compenetraron tanto de la forma de tocar de uno y otro que las cosas fluían naturalmente. Sin proponerse lo que iban a hacer.


 Podemos escuchar algunas de las maravillas que crearon, con estos temas extraídos en vivo, de un concierto que dieron en el Hotel Sheraton en 1976.

El vals de Anselmo Aieta: Palomita blanca. De Anselmo Aieta: Corralera. Y de Mariano Mores: Taquito militar.

Palomita blanca.

Taquito militar.

Corralera 

jueves, 24 de mayo de 2012

Mariano Mores en Cafetín de Buenos Aires

Mariano Mores, hizo de galán de cine, en varias comedietas romanticonas. Pero siempre se quejó, y con razón, de su voz finita, casi chillona, que conspiraba contra sus posiblidades artísticas.

En realidad, nunca fue actor aunque lo hayan intentado distintos directores que usufructuraban sus grandes condiciones musicales y la pinta que nunca le escaseó.

Pero hubo una película realizada en 1949, con guión y producción de Luis Saslavsky y dirección de Román Viñoly Barreto, llamada: Corrientes...calle de ensueños, donde da a conocer una aptitud suya poco conocida: la de cantor.

En la película trabajan actores como Jorge Salcedo, Fernando Lamas, Diana Ingro, Balckie, Judith Sulian, Iván Grondona o Amalia Bernabé entre otros. Francisco Canaro desempeña su habitual trabajo orquestal. Se estrenó el 29 de setiembre de 1949 y en una escena,  Mariano canta el hermoso tango suyo con letra de Enrique Santos Discépolo: Cafetín de Buenos Aires.

Aunque la copia no sea buena, vale la pena escuchar esta interpretación y una correcta entonación, cuando menos, sorprendente.
Para verlo en tamaño más amplio, pinchar en el Título del tema.





miércoles, 23 de mayo de 2012

Pugliese en gotas

En algunas de esas mareas bajas que atrapaban al tango, los artistas, para pucherear, recurrían a acatuaciones con pocos músicos, o grababan temas que les permitieran ir subiendo la cuesta.

La orquesta de Osvaldo Pugliese funcionaba como cooperativa, y el Director autorizó a algunos de sus músicos para buscar esta salida.

Así en 1965, por ejemplo, los fueyes Osvaldo Ruggiero, Víctor Lavallén, Julián Plaza y Arturo Penón, con el contrabajo de Alcides Rossi grabaron el tango de Alejandro Scarpino y Juan Caldarella: Canaro en París. 

En 1977: Arturo Penón, Daniel Binelli, Alejandro Prevignano y Lisandro Adrover unieron sus bandoneones al contrabajo de Domingo Diani para grabar el tango de Juan de Dios Filiberto: Quejas de bandoneón.
Por su parte, el maestro Pugliese, en los años 1969/70, también con formaciones pequeñas registró cuatro temas.

Aparte de los tangos arriba citados, traigo al Blog; Shusheta de Juan Carlos Cobián y El recodo de Alejandro Junnissi, realizados por Osvaldo Pugliese al piano y estas cuerdas que acompañan  al director: Mauricio Marcelli, Raúl Domínguez, Santiago Kutchevasky (violines), Bautista Herrera (viola), Pedro Vidaurre (violoncello) y Fernando Romano (contrabajo).

Canaro en París.


Quejas de bandoneón.


Shusheta.


El recodo.





martes, 22 de mayo de 2012

Francini-Pontier

En aquella maravillosa década del 40, como se ha dado en llamar a la etapa comprendida entre 1935 y 1955, la extraordinaria demanda de las grabadoras, las emisoras de radio, los clubes y salones que organizaban bailes,  y el público,  se generó una gran fuente de trabajo para músicos y cantantes.

Aparecían orquestas de la noche a la mañana, los arregladores trabajaron como nunca y poetas y músicos parecían haberse conjurado y coordinado para lanzar nuevos y hermosos temas al mercado en forma permanente.

Páginas que alcanzaban la calle, el sentir popular, el silbido de los porteños, en cuestión de días.

En 1945, El violinista de San Fernando (Pcia. Buenos Aires), radicado en la vecina Campana tempranamente, Enrique Mario Francini,  y el bandoneonista de Zárate (Bs.As.) Armando Pontier (Punturero), deciden separarse de la orquesta de las estrellas de Miguel Caló y formar su propio conjunto en dupla. Justo es decir que Caló se portó muy bien con ellos, los apoyó, aconsejó y les deseó lo mejor.

La nueva formación orquestal debutó en el palco del mítico Tango Bar ubicado en la calle Corrientes 1269, el 1 de septiembre de 1945. La fila de bandoneones la formaban: Pontier, Nicolás Paracino, Ángel Domínguez y Juan Salomone. Los violines eran: Francini, Pedro Sarmiento, Mario Lalli y Aquiles Aguilar. Rafael Del Bagno en contrabajo y Juan José Paz al piano completaban la orquesta. Los cantores eran nada menos que Raúl Berón y Alberto Podestá, y el arreglador , El Indio Argentino Galván. Toda una garantía de éxito.

Compitieron con las grandes orquestas de la época y lanzaron numerosas creaciones al mercado.

La dupla se disolvió amistosamente diez años más tarde y prosiguieron su carrera los directores con orquesta propia cada uno, aunque en 1973 se volvieron a reunir para una gira por Japón. En aquellos diez años, desfilaron también por el conjunto, cantores como Julio Sosa -la gran revelación-, Roberto Florio, Roberto Rufino, Pablo Moreno o Luis Correa, entre otros.

Apreciemos la polenta de la orquesta en dos temas: A Zárate, instrumental de Armando Pontier. Y Una historia como tantas, de Pontier y Héctor Marcó cantado por Alberto Podestá.

A Zárate.

Una historia como tantas.

Y podemos ver en acción a la orquesta rearmada, actuando en Japón en 1973. Tocan la gran obra de Pontier: A los amigos, y  de Matos Rodríguez: La cumparsita.




lunes, 21 de mayo de 2012

Ángel Vargas en postales


Ya saben que tengo una especial debilidad por el gran cantor de Parque Patricios.  Es un pedazo grande de la historia de Buenos Aires, que supo recrear en los temas que interpretó a lo largo de su carrera.

Como curiosidad les acerco esta escena del filme documento que dirigió Enrique Cadícamoen 1942: Tangos de ayer y de hoy, donde con la orquesta de Ángel D'Agostino interpreta los temas: El cuarteador y Tres esquinas, ambos del propio Cadícamo. El segundo con música de Ángel D'Agostino y Alfredo Attadía.

En ese corto, lo vemos a Angelito entregando una flor a una dama, ataviado como un mozo cuartedor, con boina, poncho y clavel en la oreja. Un imagen muy simpática. Al fondo, a la derecha,  se aprecia la figura de Ángel D'Agostino sentado al piano.

En dicho documental también podemos verlo cantando su máximo éxito: Tres esquinas, esa acuarelita de Cadícamo que nos muestra aquel barrio de Barracas, lleno de fábricas, corralones con caballos, casonas donde convivían muchos vecinos, los patios llenos de flores y parrales y las chicas que alegraban las calles adoquinadas.

Lo vemos a Vargas cantándolo en el filme y podemos apreciar al fueye Alfredo Attadía que creó las variaciones de bandoneón que endulzan aún más el tango, al final de la segunda parte. Está sentado junto a D'Agostino y le da rienda suelta a su imaginación y su digitación. Mario Perini es el violinista que también tiene su particella. La música de D'Agostino es hermosa y se luce en el solo de piano posterior. Un tango que escucharemos siempre con una endiablada nostalgia.

El propio Cadícamo sentado junto a Ángel D'Agostino, varios años más tarde, muestra el registro y nos recuerda aquella etapa con emoción. Ese fraseo de Vargas, su manera inconfundible de decir los versos, el estilo tan milonguero de la orquesta...










domingo, 20 de mayo de 2012

El Sexteto de Elvino Vardaro

En 1933, el enorme violinista Elvino Vardaro -Para mí el mejor de la historia del tango-, que venía de tirar la toalla con el Sexteto Vardaro-Pugliese por falta de contratos, decidió volver a formar conjunto propio. Así nació el increíblemente célebre -para los entendidos- Sexteto de Elvino Vardaro.

Y hablo de increíble porque fue un aldabonazo en toda regla, un paradigma de la Nueva Guardia del Tango. Un prodigio alquímico de maduración que mereció mucha mejor fortuna que la que tuvo. Reformulando los planteos orquestales de Julio De Caro en una década anterior, convoca a jóvenes ejecutantes y logra un sonido orquestal espléndido.
Baralis, Fernández, Caracciolo, Pascual, Troilo y abajo: Vardaro
 Aquel Sexteto marca notablemente la evolución musical del tango, desde su debut en el Bar Germinal el 1º de abril del 33. El conjunto permite el lucimiento de todos sus integrantes, con una marcación rítmica de libre cadencia -como subrayaba Luis Sierra- , matizada con oportunos efectos de síncopa y elegantes rubattos, dentro de un juego armónico de muy elevada jerarquía musical.

Estaba integrado por José Pascual (23 años) al piano y arreglos, Aníbal Troilo (18 años) y Jorge Argentino Fernández (18) en bandoneones; Elvino Vardaro (27) y Huguito Baralis (19) en violines y Pedro Caracciolo al contrabajo.
Eduardo Marino,Vardaro, Troilo, Jorge Fernández  y Baralis, Parados: José Pascual,  el cantor Arbos y Pedro Caracciolo


Para su trabajo en radio agregaría luego al fueye Eduardo Marino, y a cantores como Carlos Lafuente, Alfredo Marino, Nelly De la Vega o Guillermo Arbos.

Las empresas grabadoras, con un "ojo clínico" increíble no le dieron cabida en sus estudios a este conjunto que abrió senderos en la historia del tango y que se disolvió en 1935. Sólo quedaba un acetato grabado a modo de prueba, que se había perdido.

La historia del reencuentro con aquel acetato se puede escuchar a continuación, como así también el registro de ese tango de Salvador Grupillo: Tigre viejo.

Tigre viejo.Sexteto Vardaro

sábado, 19 de mayo de 2012

Orquesta Típica Corrientes (angosta)

El nombre de la Orquesta no puede ser más porteño. Nada menos que la calle Corrientes "cuando era sencilla y angosta".

Como decía Angelito Vargas en la milonga de Eduardo Del Piano: Del Buenos Aires de ayer:

Pintoresco era aquel tiempo eh:
Yo soy porteño y me consta, 
cuando la calle Corrientes
era sencilla y angosta. 
Desfilaron noche a noche 
por tu histórica vereda 
los Rafi, los Balmaceda, 
Pepita y el Cachafaz.
 
La RCA Víctor sacó a la venta un LP en 1980, con la orquesta citada,
que semejaba a una orquesta antigua que sonaba bien incluso y que 
contenía títulos de mucho gancho entre los milongueros. 
Este LP es el número 9 de la Serie: Buenos Aires 1930.
 
Lo curioso, luego de escuchar algunos de los temas, es cuando llegamos a 
descubrir los nombres de los integrantes de dicho conjunto. 

La Orquesta Tipica Corrientes (Angosta) estaba formada de la siguiente 
manera:
 
Yasushi Ozawa : Dirección y Piano
Koji Kyotani, Teromitsu Maeda y Teronobu Takaya: Bandoneones
Mieko Nakama, Koichi Namoto y Toshiaki Kawauchi: Violines
Masujiro Iseya: Contrabajo.
En la nota de informacion, tambien figura como Productor: Yoshihiro Oiwa. 
 
¡Todos ponjas! 
 
Les dejo dos temas para que comprueben el resultado en vuestras propias 
orejas. 

 
El distinguido ciudadano. (Peregrino Paulos)

Recuerdo.(Osvaldo Pugliese)







Roberto Firpo



Fue quien en mayor medida contribuyó a estructurar la definitiva composición de la Orquesta típica, según la certera aseveración del historiador y musicólogo Luis Adolfo Sierra.

Roberto Firpo introdujo el piano en el tango, fue el verdadero creador del valsecito porteño al cosificar el vals Boston de Rosita Melo Desde el alma, y darle la forma nueva, que lo transformó en el valsecito porteño por excelencia. Y modelo a seguir.

La cumparsita era una marchita de dos partes a la cual le agregó una tercera y la transformó en un tango. Cometió el error de no firmarla con Matos Rodríguez. Siempre se lamentó y soy testigo de ello.

La orquesta de Roberto Firpo constituyó  por espacio de muchos años una verdadera escuela de excelentes ejecutantes de tango. Músicos de la talla de Pedro Maffía, Elvino Vardaro, Osvaldo Pugliese, Carlos García, Rafael Tuegols, Cayetano Puglisi, Armando Federico, José Nieso, Juan Cambareri, entre muchos otros, desfilaron por la escuadra del pianista de Las Flores (Pcia. Buenos Aires), y le dieron jerarquía a la misma.

Además de fecundo y feliz autor de páginas inmortales, le dio a su orquesta (distinta al cuarteto), una modalidad lenta, muy melódica y destacado empleo asordinado de las cuerdas.
Compuso temas como El Amanecer, Alma de bohemio, Viviani, Vea vea o Didí

 Sus mejores éxitos los logró cuando dejó el piano y empuñó la batuta. Llegó a dirigir una orquesta de 100 músicos en 1933 en el Teatro Colón.

 Les dejo estos temas de su gran época cuando se vendían sus discos con fervorosa adhesión del público.

De mi flor (1934).

Barreras de amor (vals) 1936. Carlos Varela.

Lo mismo que ayer. Príncipe Azul (Herberto Emiliano Da Costa – 1931)


viernes, 18 de mayo de 2012

Troilo se fue un día como hoy

En el año 1975 fallecía el más querido de todos los tangueros, después de Carlos Gardel.

El gordo bueno que inventó el beso entre los porteños y lo patentó para luego extenderse a todas partes, debutó al frente de su Orquesta típica el 1 de julio de 1937 en la Boite Marabú.

El primer tango que tocó esa noche la orquesta fue Tinta verde de Agustín Bardi.

Y lo quiero recordar como aquella noche inolvidable en ese tema que lo grabó en el sello Odeón el 7 de marzo de 1938, teniendo en la otra faz: Comme il faut de Eduardo Arolas.Era su primer disco de 78rpm.

Aníbal Troilo con su cantor Fiorentino en 1941






            

Tinta verde

La veteranía es un grado

Sirve para ver cómo mueven los pies los milongueros que no se hicieron profesionales pero dieron cátedra en la pista, contagiaron y legaron a sus sucesores la elegancia del tango bien bailado.

Para la película Tango Bar de 1988, al guionista y productor Juan Codazzi se le ocurrió mostrar a unas parejas milongueras de pro, bailando. Y le encomendaron al gran  bailarín Carlos Rivarola la tarea de coreografiar una milonga de Buenos Aires, pero con parejas jóvenes. Por fortuna, Rivarola tuvo la visión de hacerlo con estos grandes milongueros que fueron protagonistas de las impresionantes noches tangueras de los años cuarenta y cincuenta.

Hicieron un ensayo en el viejo sindicato de Variedades, en la calle Sarmiento y fue allí donde tanto el director portorriqueño del filme, Marcos Zurinaga, como Codazzi, quedaron impactados con lo que vieron.

Finalmente la filmación se realizó en la Confitería del Molino, y a Zurinaga se le ocurrió enfocar sólo las piernas de los bailarines, para sobre el final, subir con la cámara y mostrar la verdadera edad de estos personajes de nuestro Tango.

Mas que milongueros, bailarines de verdad, son los que nos heredaron lo mejor de nuestro tango bailado: Enriquito y Lidia Alvarez, José y Mary Da Fonte, Roberto y Susana Grassi, Antonio y Susana Da Vita, Osvaldo y Nora López, Eduardo y Sandra Giarnelli, Finito Rivera y María Teresa (la de la pollera a cuadros), Víctor y Tota Cruz.

Gracias a Tangauta Oficial y a tangopirata por este documento y los datos respectivos. 

Mariano y Alejandra

La pareja argentino-hispana ha acanzado un grado de compenetración emocional y artística notable. Ello, unido a la percepción que cada uno de ellos, y a la vez en dupla, experimentan a través de la música, en sus puestas en escena y en la danza, les ha servido para ser llamados de distintos países y festivales de Tango donde demuestran su categoría. 

Tanto Mariano Otero como Alejandra Heredia tienen una formación importante por haber estudiado con destacados maestros de la danza tanguera y coreográfos.


Precisamente la teatralidad que alcanzan en el corpus de sus coreografías, los distinguen entre tantas parejas que brillan en las carteleras de tango de estos días.

Son distintos. Originales. Cuidadosos en la vestimenta, en la elección de los temas de su variado repertorio, en la representación,  y ello les permite subir el listón permanentemente en cada  performance.

Y mejor que la incensación de mi ojo crítico, es verlos en acción, cosa a la que los invito. Acá juegan con El porteñito, de Villoldo y luego realizan una brillante interpretación de Los pájaros perdidos, de Piazzolla.


jueves, 17 de mayo de 2012

Angelito Vargas en registros poco difundidos

Hoy los invito a escuchar algunos temas que grabó el gran cantor de Parque Patricios, fuera de la órbita de su inolvidable pareja musical: Ángel D'Agostino.

José Lomio, como era su nombre real, cantó con el seudónimo de José Vargas y finalmente adoptaría el que le conoció y aplaudió el mundo tanguero.

En este caso arrancamos con Milongón, el invento de Francisco Canaro, que lleva música de Homero Manzi. Lo grabó con guitarras el 11 de abril de 1939.

Seguimos con el vals de Herminio Bernasconi y Manuel Mañueco: Ayer, que grabó con el Trío de Alejandro Scarpino, el 21 de junio de 1955.

Y cerramos con el tango de Pancho Agueda (Alfredo José Lavandeira) y Eduardo Parula (Eduardo Domínguez Parula): Pingo lindo, grabado el 22 de noviembre de 1954. La novedad es que en el tema aparece fugazmente la voz de su hermano, Amadeo Lomio, como un hincha turfístico..

Milongón

Ayer

Pingo lindo

miércoles, 16 de mayo de 2012

El “Chino” Bardi



 Fue llamado con toda justicia “El compositor de los músicos”. Y fue decisivo en los cambios que el tango experimentó, con sus maravillosas composiciones.

Lo curioso es que Agustín Bardi nunca fue un músico destacado. Y su presencia en el piano con Arolas y Eduardo Ponzio en un trío, o con la orquesta de Canaro o en otro trío con Vicente y Domingo Greco, fueron pasajes fugaces de su vida tanguera.

Nacido en la localidad bonaerense de Las Flores, como Roberto Firpo, y el mismo año que éste, también coincide con el día de mi nacimiento aunque en distinto año, claro.

Temperamentalmente, gran parte de su obra tiene ese acento del tango primitivo que proviene de la frontera urbana del sur. La fecundidad de su trabajo creativo recoge el sabor criollo de aquel tango de arrabal y lo señala desde el vamos en títulos como: El abrojo, Se han sentado las carretas, El pial, Chuzas, El rodeo, El baqueano, El cuatrero, Tierrita, Cabecita negra,  El buey solo, Pico blanco, Adiós pueblo, Florcita, Gallo ciego.
 

Pero en su trascendental legado figuran otros temas de corte romanza como No me escribas, o melódicos como La última cita.

A los 6 años lo mandaron sus padres a estudiar a la capital, radicándose en el barrio de Barracas, en casa de sus tíos. Allí escucha rasguear la guitarra a un amigo de la familia y por medio de otro vecino aprende a manejarla. También estudia algo de piano. Con eso le basta para plantarse en los tabladillos del barrio de la Boca con sus grandes amigos como Arolas o Vicente Greco, a quien dedica su primer tango: Vicentito.

Era tan criollo en la pinta como en el pentagrama. Bajito, de bigote sempiterno, anteojos quevedescos,  mirada pícara y el andar pausado como su verba. Resulta increíble comprobar  que con la producción genial que creó, vivió humildemente y trabajó como empleado en el Ferrocarril Sur desde los 13 años.  Luego del servicio militar,  en la compañía de encomiendas y mudanzas: La cargadora, hasta su jubilación.

De aquella época data su tango Tinta verde, cuyo título refiere al líquido coloreado con el cual rotulaba los paquetes.

El chino Bardi, como lo motejó su amigo Arolas, murió con 46 años y Osvaldo Pugliese lo homenajeó dedicándole el tango: Adiós Bardi. Horacio Salgán hizzo lo propio con: Don Agustín Bardi.

Lo traigo a este rincón tanguero con tres temas suyos: Gallo ciego por Horacio Salgán (1950), La racha por Carlos Di Sarli (1947) y El baqueano por Juan D’Arienzo (1937)-







lunes, 14 de mayo de 2012

Ariel Pedernera

Fue un excelente ejecutante del ropero (como los músicos de tango bautizaron metafóricamente al contrabajo).


En aquella maravillosa Orquesta de las estrellas que formó y dirigió Miguel Caló, estaban los jóvenes instrumentistas que luego destacarían y colocarían sus propios nombres en las marquesinas de la época.

Osmar Maderna al piano, Armando Pontier, Eduardo Rovira, Carlos Lazzari, Juan Cambareri, Alfredo Ahumada en bandoneones; Francini, Nito Farace, Fernando Suárez Paz en violines; Osmar Maderna al piano y Ariel Pedernera en contrabajo. Además de los cantores que se fueron turnando, entre ellos: Raúl Iriarte, Raúl Berón, o Roberto Arrieta entre otros.

Cuando se fueron dispersando y buscando nuevos horizontes, Ariel Pedernera con su ropero a cuestas actuó en el conjunto "Tangos a la parrilla"  y el Primer Quinteto Pirincho, dedicado a Francisco Canaro, dirigidos ambos por Antonio D'Alesandro. Pedernera también actuó en los 60 con la orquesta de Canaro.

Pero mi hermano siempre escuchaba al Quinteto típico de Ariel Pedernera por Radio Porteña y se me quedó en la memoria esa manera canyengue de tocar los temas de la vieja guardia que formaban su repertorio.

Por eso lo traigo acá para rememorar aquellos ilusionantes años adolescentes y comprobar qué lindo yeite bailable tenía el conjunto.

Lo escuchamos en dos temas, Derecho viejo de Eduardo Arolas y en El apache argentino, de Manuel Aróztegui, reviviendo a la guardia vieja.


Derecho viejo

El apache argentino






domingo, 13 de mayo de 2012

Niebla del Riachuelo

La dupla formada por el excelente pianista y compositor Juan Carlos Cobián y el eximio poeta Enrique Cadícamo fue de las más prolíficas en cuanto a su producción tanguera y también de las que mayor cantidad de éxitos perennes lograron en el mercado.

Eran dos almas gemelas. Bohemios, elegantes, buenos gourmets, cultos, mundanos, con savoir faire, galantes y viajeros impenitentes.

Su gran tango: Nostalgias, había conquistado Buenos Aires en 1936, después de ser rechazado por un empresario teatral y lo reclamaban editoriales extranjeras. En esos momentos el director cinematográfico Luis Saslavsky, conocido como el poeta del cine, les reclama un tema para la película que había comenzado a filmar, llamada La fuga.

En pocos días Cobián y Cadícamo le entregan el manuscrito de su nueva obra, titulada: Niebla del Riachuelo. 

El filme se estrena el 28 de julio de 1937, Tita Merello lo canta en el mismo y fué otro sacudón. A los pocos días de la prémiere, directores de orquesta y cantantes se afanaban por incluirlo en su repertorio.

El tango tiene una belleza musical y poética  maravillosa y se dio el extraño caso de que dos obras de los mismos autores compitieran entre sí por el éxito popular del momento. Un fenómeno inusual .

Osvaldo Fresedo con la voz tan particular de Roberto Ray que se adaptó maravillosamente a la orquesta, lo grabó ese mismo año 1937 y consiguió uno de los éxitos de su carrera. 

Javier Rodríguez y la trágicamente desaparecida Andrea Missé lo bailan en Sydney con la prestancia habitual, aunque ya no volveremos a verla a ella luciendo la elegancia y haciendo exhibición.


sábado, 12 de mayo de 2012

A bailar

El último tango perfuma la noche (Óleo de Julio Ovejero)

           
     
Este tango, que el pintor ilustra hermosamente,  se lo sugirió Miguel Caló a Homero Expósito.

El enorme poeta de Zárate (aunque nacido en Campana) hizo los versos y el primer bandoneón de la Orquesta de las Estrellas, Domingo Federico, le  puso música.

La idea de Caló era crear un tema así para cerrar los bailes. Y la letra lo insinuaba:
-¡A bailar, a bailar
que la orquesta se va!

Pero el tango consiguió el efecto contrario al buscado. Los milongueros se entusiasmaron tanto con este tango, que salían como flechas a la pista, reclamaban bises y la velada se prolongaba con unos cuantos temas más, como recordaba Caló.

Las magníficas grabaciones de Aníbal Troilo con Francisco Fiorentino el 5 de noviembre de 1943 y de Ricardo Malerba con la voz de Ricardo Medina, tres días más tarde, llenaron bailes, emisoras y se vendieron velozmente.

La versión de la yunta Troilo-Fiore es insuperable para milonguear. Y para escuchar, claro.

A bailar

viernes, 11 de mayo de 2012

Conferencia y milonga en Madrid

ss

Cuartito azul

Fue el tango que lanzó a la popularidad a un jovencito que había mostrado sus blasones en España, merced a una beca,  hasta que los inicios de la guerra civil lo devolvieron a su Buenos Aires.

Porteño del barrio de San Telmo, que se había preparado la música clásica, se hizo tanguero y gardeliano después que, un día, le mostraron una foto del Zorzal en España y le gustó la pinta. Luego lo escuchó porque a su padre le tiraba fuerte el tango y entrevió las grandes posiblidades de esta música.

Se llama Mariano Martínez, nació en 1918 y buscando trabajo porque había fallecido su progenitor y estaban su madre de 39 años  y los hermanos menores con problemas de subsistencia, logró ubicarse en un palco de la calle Corrientes, acompañando a una cancionista. En el Balneario Municipal lo detecta Luis Rubistein director de su Academia de actores y cantantes y se lo lleva. Ya había tocado con Roberto Firpo en 1938.

En la Academia conoce a las hermanas Myrna y Margot Moragues, que formaban el dúo Mores; las acompaña al piano, se enamora de Myrna y le dedicará este tango, a la vez que les pide permiso para firmarlo porque le rechazaron en la casa de partituras su sencilla firma: Marianito.
Marianito Mores con su gran amigo Aníbal Troilo
  

El cuartito azul estaba en la calle Terrada  2410, en el barrio de Villa del Parque. Era una habitación que había alquilado para estar cerca de su novia. Un día decidió blanquear las paredes de la misma con cal, a la cual le agregó unas pastillas de "Azul Brasso". Este preparado que venía en forma compacta del tamaño de un corcho, lo usaban las amas de casa para blanquear la ropa en agua, después de lavarla. Quedaban con un tono celeste, pero al secarse con el sol adquirían un blanco brillante.

En ese cuartito azul, al que no le dió el sol, Mariano y Myrna tuvieron sus primeros encuentros amorosos. Allí vivieron incluso de recién casados.

Lo curioso fue que Mores había compuesto el tema como una introducción para La cumparsita, como me comentó en un programa de radio. Pero Mario Batistella lo escuchó y le dijo: "¡Pero ésto es un tango. Y hermoso!". Entonces Mariano decidió dedicárselo a su novia y le contó toda la historia al gran poeta que escribió para Gardel. Y éste trasladó a la melodía, los versos con la historia que le narró el músico.
  -Cuartito azul, dulce morada de mi vida, / fiel testigo de mi tierna juventud...

Fue un golazo en el año 1939. Lo graba Francisco Canaro con la voz de Francisco Amor el 14 de setiembre de ese año. Osvaldo Fresedo con Ricardo Ruiz lo hace un mes más tarde. El 17 de marzo lo había registrado Ignacio Corsini, con las guitarras de Maciel Pesoa y Pagés. Buenos Aires lo cantó y lo bailó y Canaro se lleva a Mores de pianista de su orquesta donde estará diez años.

Podemos escuchar la versión de Canaro-Amor. Y acontinuación Roxana Fontán acompañada del maestro Mores y su orquesta recrea Cuartito azul.

Cuartito azul.Canaro-Amor

                                                             Mores-Roxana Fontán






jueves, 10 de mayo de 2012

Milongueando en el 40

Armando Pontier no lo podía creer. Su ídolo, Aníbal Troilo iba a estrenar el primer tango suyo. Allá en su Zárate natal habían creado con el gran poeta del pago, Homero Expósito, Pá qué, un tema que no había salido de la ocuridad.

Pontier (Armando Puntorero), tocaba entonces en La orquesta de las estrellas, que dirigía con éxito Miguel Caló. Logró contagiar el entusiasmo que lo envolvía a todos sus compañeros, que eran jóvenes como él , y la mayoría del interior del país, y esa noche de 1941 reservaron sitio en Radio Splendid para asistir a la presentación.


A varios años de aquello, Armando  Pontier lo recordaba todavía con emoción. "Fuimos todos, con enorme expectación porque Troilo era la gran atracción del momento, mi ídolo,  y nosotros unos jóvenes con ansias de llegar a entrar en el gusto del público. 

Cuando el locutor anunció el tango iba a estrenar la orquesta de Pichuco, y a continuación se escucharon los primeros compases, nos entró a correr un frío por las venas.


Cuando terminó la ejecución de Milongueando en el 40, estábamos todos llorando". 

Pichuco grabó el tema el 17 de junio de 1941, y se convirtió en un clásico para los milongueros, que lo siguen disfrutando en la pista, como antaño.

Porque tiene una polenta increíble y un ritmo maravilloso que no decae en el transcurso del tema.Consta de 2 partes, repitiéndose el leitmotiv en el principio, mitad y final. Las variaciones de violín y bandoneón, armonizadas y contrapunteadas por el piano enorme de Orlando Goñi, constituyen un lujo para el bailarín.

Como lo demuestran Juanma y Natalia en esta exhibición realizada en Madrid.



martes, 8 de mayo de 2012

La unión de los tangueros

Siempre hubo solidaridad y unión entre la gente del Tango. En ese sentido fueron siempre un  ejemplo frente a tanto desencuentro en los diferentes aspectos de la vida pública argentina.

Entre todos consiguieron echar abajo la censura impuesta por un gobierno militar. Fundaron SADAIC (Sociedad argentina de autores y compositores), la de los músicos, de cantores, y funcionaron siempre como un ente cultural.

De izq. a de. Manuel Buzón, Domingo Federico, Enrique Mario Francini, Osvaldo Pugliese, Alfredo De Angelis y  Ricardo Tanturi
La foto muestra la cordialidad con que se reunían los directores de orquesta, por ejemplo, para tratar un tema que les atañía a todos ellos. Faltan algunos que se irían agregando para preparar un manifiesto en defensa de la música argentina en emisoras, televisión y en los cines.

Si el tango pudo sobrevivir a tantas dictaduras, a los sellos grabadores que prefirieron otros ritmos, a las juventudes que buscaban distintos horizontes musicales, fue gracias a la generosidad de la gente del Tango. Y a su talento por sobre todas las cosas, claro.

Pero la rivalidad nunca fué óbice para que la amistad estuviese presente siempre. Podía ser, por ejemplo, que Armando Pontier compusiera un hermoso tango y se lo grabaran otras orquestas, como en este caso Don Osvaldo. Y acá queda reflejado el espíritu del Tango.


A los amigos

Bailar a compás

Fue una de las primeras cosas que aprendimos cuando nos largamos con los muchachos mayores de la barra, en mi barrio porteño de Parque Patricios, a bailar el tango.

Ponían hincapié en ello, en seguir el ritmo de la orquesta. Y nos resultó muy fácil conseguirlo, una vez que comenzamos a tallar en la pista.

Los milongueros éramos hinchas o seguidores de tal o cual orquesta, porque nos identificábamos con ese ritmo determinado. Para bailar el anfetamínico D'Arienzo, el ralentí de Pugliese, el andar señorial de Di Sarli, el piano acompasado de D'Agostino y así sucesivamente.

En España tardaron en entenderlo, y aún le cuesta a muchos bailarines. Entre los nuevos términos que introducen los profesores para aggiornar didácticamente el vocabulario tanguero, hablan de musicalidad. Que no es otra cosa que bailar a compás o a ritmo. Como se hacía en aquella Buenos Aires milonguera de los cincuenta.

Entrar en el ritmo de la orquesta y seguirlo en la pista requiere simplemente oído musical. Privilegiar el ritmo sobre el despliegue de figuras que a veces no concuerdan con el compás.

Para facilitar la tarea elijo un tangazo como De puro guapo, de Pedro Laurenz y Manuel A. Meaños, ejecutado por distintas orquestas. Si seguimos mentalmente la música y nos dejamos llevar como si estuviéramos bailando, llegaremos con facilidad a la cuestión primordial: Bailar a compás, de acuerdo al tempo que propone cada conjunto.



Los dejo con esta selección para que se entretengan y prueben. El mismo tango por diferentes orquestas.


Francisco Canaro

Quinteto Real

Osvaldo Pugliese

Francisco Lomuto-Jorge Omar

Pedro Laurenz-Juan Carlos Casas


No parece tan difícil. ¿no?




Guillermo Rico

Con el seudónimo de Guillermo Coral cantó en la orquesta de Francisco Canaro entre 1945 y 1947. Alto, buena pinta, y gran facilidad para imitar a otros colegas, su destino estuvo marcado por esta faceta.

Nació en 1920. Integró de adolescente la troupe de Mario Pugliese Cariño denominada "Los bohemios" y de allí saltó a "La caravana del buen humor" que dirigía el chileno Tito Martínez del Box y que fue un boom espectacular en los domingos radiales del mediodía, cuando las familias se reunían a almorzar los correspondientes ravioles con tuco.

El éxito de la película "Cuidado con las imitaciones", en 1948,  les da un empujón más a la fama y cinco de los artistas del grupo se escindieron y constituyeron "Los 5 Grandes del biuen humor". Eran Jorge Luz, Rafael Pato Carret, Zelmar Gueñol, Juan Carlos Cambón y Guillermo Rico (Coral).

Tuvieron muchísimo éxito, viajaron, filmaron diez películas y aprovecharon el tirón de las mismas durante una década. 

Luego Jorge Luz y Zelmar Gueñol harían carrera en otra faceta artística. El Pato Carret desarrollaría su comicidad en revistas teatralesy televisión.. Juan Carlos Cambón, el único músico del grupo, seguiría acompañando desde el piano a Mercedes Simone y otras figuras, y Guillermo alternaría como actor y el canto, aunque ésto con menos frecuencia.

Cambón dirigió incluso,  desde el piano el Cuarteto Los Ases, de los cuales escucharemos dos versiones:

También traigo a Guillermo Coral en su etapa con Canaro. De Feliciano Brunelli, interpretan el vals: En un barco velero, grabado el 23 de  mayo de 1945.

El Cuarteto Los ases, que dirigía Cambón, en: Entrada prohibida (1940), tango de Luis Teissaire . Y la milonga: El otario  de Gerardo Metallo(1941)

En un barco velero.

Entrada prohibida

El otario

Y para apreciar la capacidad histriónica de Rico  para imitar cantores y cantantes, va esta escena de "Cuidado con las imitaciones" donde hace fugazmente las voces de intérpretes de la época, como Hugo del Carril, Azucena Maizani, Alberto Gómez, Alberto Vila,  Miguel de Molina, Carlos Roldán y Roberto Quiroga. Juan Carlos Cambón lo acompaña al piano.