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viernes, 4 de mayo de 2012

Francisco Fiorentino


Fiore siempre estará en nuestro cuore, y me sale en verso porque él era todo un poema cantando.

Claro, me refiero a su maravillosa etapa con Aníbal Troilo que recreo puntualmente en la milonga, o cuando el de la zurda me reclama escucharlo y gozarlo en aquellos maravillosos años.

 Era del barrio de San Telmo y sus comienzos fueron como bandoneonista. Por indicación de su hermano Vicente, que era violinista, estudió nada menos que con el oriental Minotto De Cicco, que fue quien lo arrimó a la orquesta de Francisco Canaro, para tocar el fueye.

La casualidad quiso que en una gira por la Patagonia, en Comodoro Rivadavia, estaba mal el cantor y como en esa época los vocalistas sólo interpretaban un estribillo, Pirincho le entrevió condiciones al muchacho y le dejó entonar algunos tangos.

A él le gustaba mucho más el canto, pese a que con su hermano en violín, el gran fueye negro Joaquín Mauricio Mora, el también moreno Plácido Moreno Alfaro al piano, y él con su bandoneón formaron un cuarteto que denominaron Típica Fiorentino en 1925.

Como cantor pasó por varias orquestas sin mayor ruido, entre ellas la de Juan Carlos Cobián, Roberto Zerrillo, Juan D’Arienzo, Julio Pollero o Pedro Maffia.

La varita mágica la manejó el destino. Cuando Aníbal Troilo formó su primera orquesta, el cantor escogido por Pichuco era el gallego Antonio Rodríguez Lesende. Pero éste tenía bastante trabajo y así llegó Fiorentino, del cual Troilo no estaba nada seguro.

Pero fue la gran pegada. Aunque Fiore tenía una dicción un tanto confusa, la melodía de su voz iluminó aquella etapa inolvidable que nació el 1º de julio de 1937 en el Marabú. El Buenos Aires tanguero se rindió ante esa conjunción troileana: al piano inmensamente rítmico de Orlando Goñi, al fueye compadre del gordo, y a esa voz musical que cantaba a ritmo y era un lujo para los milongueros.  

Alberto Marino y Fiore, los cantorazos con Troilo
 Fueron siete maravillosos años junto a Pichuco que contaba que, cuando a Fiore no le salía el tema, en los ensayos, mordía nerviosamente un pañuelo.

Se fue en marzo de la orquesta en 1944 y comenzaría su lenta declinación canora, hasta morir en un desgraciado accidente en una acequia de Mendoza el 11 de septiembre de 1955. Estuve en su velatorio en la sede de SADAIC donde infinidad de milongueros, músicos y artistas lo acompañamos en la despedida.

Dejo acá un soneto que le dediqué.

FIORE
                                                             “Yo soy un murmullo de barrio”
                                                                                     Francisco Loiácono


El fueye lo portabas en la gola
por eso lo amuraste en un rincón;
el dogor se mandó la carambola
y fuiste el eco, cantando, de su son.

Te graduaste con él en un santuario,
engriyando al porteñaje en Marabú;
caía en procesión el nocturnario
y tus tangos rebotaban por Maipú.

El nopia bohemio picaba cadenero,
vos bien jaileife, ponías la emoción,
con estribillo trinado de jilguero,

en cada verso refilando el corazón.
Te juro que te escucho y me reitero:
Tu gola tiene arrullo de bandoneón.

                       jmo

Y lo recordamos con dos temas maravillosos.

Un tango que es punto alto en la milonga. De Pedro Maffia y Jorge Curi: Te aconsejo que me olvides. Y un valsecito que desborda ternura, de Aníbal Troilo y José María Contursi: Valsecito amigo. Bellezas.



2 comentarios:

  1. Muy buena la biografía , gracias por compartirla.
    ALICIA TAIBO

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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